Se trata del Concierto para Trombón y Orquesta núm. 1 «A motorbike Odyssey» del compositor sueco Jan Sandström (*1954). Bajo mi punto de vista, es la obra más complicada para trombón solo que he escuchado en toda mi vida. El solista requiere una técnica muy elaborada que incluye glissandi imposibles, en ocasiones con frullati, oscillato con la vara, multifónicos, alternar notas cantadas y tocadas, soplar quedándose sin aire con un ruido sordo que imita los frenos, girar sobre sí mismo manteniendo un sobreagudo para conseguir un matiz oscilante, dibujar figuras en el aire con la vara o emplear varios tipos de sordinas.
Pero lo realmente anonadante de este concierto, además de todo lo dicho, son los veinticinco minutos de duración que hacen a esta pieza posiblemente la más dura del panorama musical actual para trombón.
La pieza consta de cinco movimientos, sin pausas entre ellos.
El primer movimiento, a modo de introducción, representa un viaje en moto. El solista va dibujando las siluetas de algunos países, como por ejemplo Australia. En sus obras, Sandström va más allá de lo puramente musical y se atreve con elementos escénicos y estereoacústicos (la vestimenta de Christian Lindberg no es un detalle simpático de este absoluto genio del trombón se incluye en la partitura). Ya lo había hecho en otras obras como Don Quixote, también para trombón. Lindberg es el intérprete que mejor ha sabido comprender el sentido artístico de la música de Sandström. Y es por ello que es el que mejor las interpreta. Posiblemente porque es el único capaz de interpretarlas. En este movimiento se presentan la mayor parte de los efectos de sonido que empleará el solista durante todo el concierto.
El segundo movimiento evoca los Everglades. El solista imita a distintos animales, como el hipopótamo, el cocodrilo o la rana, para lo cual canta a la vez que toca o alterna notas cantadas y tocadas, frullati, glissandi y multifónicos.
El tercer movimiento representa el veloz paso de la motocicleta cerca de una procesión cristiana en Francia. La orquesta presenta un tema religioso que contrasta con una segunda parte en la que predomina la potencia brutal del solista imitando el sonido de la moto.
El cuarto movimiento se basa en música tradicional aborígen australiana. Comienza con un solo de trombón en multifónicos que imita el sonido de un didgeridoo. Todo el concierto, y en especial esta parte, fue ideado por Sandström para que diera la impresión de que el trombonista está poseído por fuerzas sobrenaturales. En este movimiento queda patente, buscando el simbolismo de los espíritus de las creencias de los aborígenes australianos. Una pequeña Cadenza en la que el trombonista debe mostrar una flexibilidad magistral (algo nada fácil para el trombón debido a la vara) y un registro prácticamente sobrehumano da paso a la última parte.
El quinto y último movimiento recupera temas del primero, a modo de culminación de todo el concierto. Un enorme y tenebroso crescendo da paso al trombón en la Cadenza final, que finalmente se pierde en el silencio mientras el trombón eleva su vara hacia el cielo.
Esta grabación, la única en YouTube y una de las únicas en el mundo, fue interpretada (obviamente) por Christian Lindberg (trombón) con la Orquesta Sinfónica de Malmö (Suecia) bajo la dirección de James DePreist.
Disfrutad de la odisea.